dijous, 13 de març del 2014

Domingo Boscà, el nostre jutge

Aquest és l'article que el periòdic "Las Provincias" regala a la trajectòria professional i humana d'un dels nostres components per la seua jubilació. Persona destacada i volguda a la nostra filà pel seu equilibri i saber fer, els Bokimolls ens sentim també molt orgullosos de trobar una persona amb un valor humà privilegiat a les nostres files i li desitgem el millor en aquesta nova etapa de la seua vida.

Article al periòdic

Domingo Boscá cuelga la toga


Domingo Boscá Pérez, (Lluxtent, 1945) es  el presidente de la sección quinta de la Audiencia de Valencia, uno de los magistrados de mayor prestigio en la Comunitat. El próximo 25 de marzo se jubila, y se le rendirá un homenaje en el Hotel Westin. La sala, a buen seguro, se llenará. Domingo Boscá ha logrado algo que resulta poco frecuente: conseguir el reconocimiento unánime de compañeros, fiscales, letrados y funcionarios. A la hora de redactar este tipo de artículos siempre hay quien aprovecha para deslizar alguna crítica. En este caso, no ha sido posible. Todos aprecian a Bosca. En algún caso, incluso llegan a la admiración.
El magistrado siempre estuvo llamado a cotas más altas. Llegó, de hecho, a presentarse a la plaza de José Ceres -hoy instructor de Gürtel- para el Tribunal Superior de Justicia. Sin embargo, cuando comprobó que exigían un título de valenciano para acceder al puesto, desistió. Él, que es natural de Llutxent y habla un valenciano impecable, vio absurdo aquello de la acreditación cuando quizá sea uno de los magistrados que mejor domina la lengua. Cómo obtener un mérito a partir de algo que a él le venía de cuna, regalado. Así es Boscá. Su paternalismo -no confundir con debilidad- lo demuestra casi a diario. Esos consejos a los testigos, víctimas o incluso procesados.  ”No se preocupe usted. Esté tranquila, que todo irá bien…”. Como aquella acusada, quien después de que el magistrado le explicara el caso, susurró a su letrado: “Qué buena persona es este hombre”. 
Conjuga una amabilidad y una manera de ser que lo convierten en alguien entrañable. Algunos de los consultados para este post lo definen como “un genuino representante del carácter valenciano“. Otra de las costumbres que practica Boscá era la de si tenía que suspender un juicio y no había dado tiempo a completar la declaración de todos los citados, reunirlos y explicarles los motivos. Son detalles que perfilan una forma de ser especial en la que ocupa un lugar primordial el servicio al ciudadano. Fue de los primeros en introducir la citación escalonada. Que no todos estén en la puerta de la sala a las diez de la mañana. Detesta que la gente pierda el tiempo.
Él, de hecho, es de los que aprovecha cada minuto del día. “Se va un modelo de juez que, por desgracia, va perdiéndose”. “Trabajador incansable”, añaden otros. Imposible seguir su ritmo. Cuentan que llegó a ocupar el primer lugar en una clasificación del Consejo General del Poder Judicial por el número de resoluciones que impuso en un año. Y por aquel entonces no existía la productividad. Eso también dice mucho de la personalidad del magistrado. Otra muestra más de su colaboración desinteresada: es tutor de la Escuela de Práctica Jurídica del Colegio de Abogados y renunció a cobrar por ello.
Un buen número de condecoraciones trufan su curriculum. Recibió la Cruz de San Raimundo de Peñafort al mismo tiempo que otros ilustres de la Justicia valenciana, como el expresidente del TSJ Juan Luis de la Rúa -ya jubilado-  o el expresidente de la Audiencia Provincial Pedro Castellano. Fue finalista en 2005 del Premio Fundación por la Justicia. Las cualidades que lo situaron entre los selecionados fueron “su gran pericia jurídica, sentido del deber y entrega profesional, unido una extraordinaria bondad y unos elevados sentidos de equidad, caridad y justicia; con él, la Justicia penal se vuelve más humana y eficaz consiguiendo resoluciones de gran calidad técnica e intensa carga humanitaria”. También desde Proyecto Hombre quieren que se le reconozca en su homenaje el gran compromiso que mostró siempre el juez en ayudar a los delincuentes víctimas de las drogas.
Se retira a los 65 años de edad pese a que podía continuar hasta los 70. Quizá ya no se siente con fuerzas para mantener ese ritmo de trabajo que incluso para un recién llegado resulta complicado seguir. No se marcha a casa cuando termina de celebrar o a eso de las dos de la tarde, como suele ser habitual. Come todos los días en la cafetería de la Ciudad de la Justicia y después, de vuelta al tajo. La rutina hace que ya todos conozcan ese lugar como la “mesa de Domingo”. Allí son muchos los jueces que, bien porque terminan tarde o bien porque están de guardia, asisten a la sobremesa. En ocasiones, algunos incluso buscan consejo de “un hombre bueno”.

4 comentaris:

  1. Que gran és ! Una persona propera i benévola, de les que ja no queden.

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  2. Es un treballaor responsable.M'alegre per la parroquia de Llutxent.

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  3. El mes important que te: la humilitat, no creures per dalt sino al contrari per baix de l'altre i la discrecio a l' hora d'ajudar. Model de persona i testimoni d' un vertader cristiá

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  4. Una gran persona molt vuiguda per tots especialment per als bokimolls per ser la nostra mare!

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